Educación Infantil: Haz lo que yo hago, no lo que yo digo
Esta semana estuve hablando con tres grupos distintos de padres sobre las frustraciones en el hogar. En las conversaciones con estos padres surgió un tema común. Muchos padres quieren que sus hijos hagan lo que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen. Los padres quieren vivir una vida apresurada sin que nadie les diga que "vayan más despacio". Quieren exigir a los demás sin tener en cuenta sus necesidades (es decir, las de sus hijos). Por último, quieren que se les permita ser "humanos" en el caso de gritar o decir palabrotas cuando los niños les "enfadan" mucho.
Hay una gran hipocresía, sin embargo, en que los padres no quieren que sus hijos repitan ninguno de estos comportamientos. Cuando vemos a nuestros hijos apresurarse a recoger su habitación sin atender a los detalles, o insultar a su hermano cuando no se comparte un juguete, u ordenarnos que les traigamos una bebida "ya", decimos: "¡¿Cómo te atreves a actuar así?!". Pues bien, amigos. En realidad hay una respuesta muy fácil a esa pregunta. Se atreven a actuar así porque ven que nosotros les damos ejemplo.

En realidad, si están imitando lo que usted hace cuando está frustrado, enfadado o abrumado, están aprendiendo de forma fantástica (para lo que sus cerebros están preparados desde el punto de vista del desarrollo). Los niños de 0 a 5 años se encuentran en la fase más rica de su vida, en la que sus cerebros están preprogramados para aprender imitando a sus modelos (véanse los periodos sensibles Montessori). Lo vemos evidente en cómo los niños aprenden el lenguaje, las normas culturales y mucho más. Por lo tanto, son pequeñas esponjas súper sensibles que necesitan ejemplos nutritivos y calmantes que las saturen.
Esta semana, te reto a fíjese primero en los comportamientos de su hijo que realmente le molestan. Escribe esos conductas en una lista. A continuación, traza una línea en el centro de la página y crea una columna a la derecha en la que hagas un feroz inventario personal para saber si ever modelan este mismo comportamiento. Es importante tener en cuenta si alguna vez realizas este comportamiento porque los niños se dan cuenta, aunque sólo lo hagas de vez en cuando (o cuando estás "muy enfadado"). Esos momentos también importan. De hecho, importan incluso más que los momentos "fáciles" en los que mantienes la calma.

Tal vez con esta autoevaluación, hagas un cambio en a quién le pides que sea más paciente, calmado y apropiado con las palabras de los niños. Los 3 padres con los que me reuní se dieron cuenta de que antes de poder pedir un cambio en el comportamiento de su hijo, tenían que empezar con algunos cambios serios en su propio comportamiento.