El juego de niños no es trivial
¿Todo trabajo es un juego de niños?
El juego de niños no es un asunto trivial
La Dra. Maria Montessori llamó al juego el trabajo del niño. Reconoció la enorme importancia y productividad de las actividades lúdicas en el desarrollo de los niños.
"Esta experiencia no es sólo un juego... es un trabajo que debe hacer para crecer". - Dra. María Montessori
Sin embargo, la división entre trabajo y juego en las aulas de hoy en día es cada vez más frecuente. Cada vez más, las escuelas consideran el trabajo de oficina pasivo y la memorización como los únicos métodos de aprendizaje serio, y el juego físico como un relleno, algo para mantener a los niños ocupados cuando no están aprendiendo cosas académicas importantes. El American Heritage Idioms Dictionary lo dice todo, definiendo el término "juego de niños" como "algo fácil de hacer, un asunto trivial".
En esta era de resultados de exámenes y estadísticas, las escuelas parecen haber perdido de vista la conexión demostrada entre el trabajo y el juego en el desarrollo infantil. Hace mucho tiempo, María Montessori descubrió y comprendió el papel central del juego en el aprendizaje. De hecho, consideraba que el trabajo y el juego eran casi inseparables.
¿Distingue la Naturaleza el trabajo del juego o la ocupación del descanso? Observa la actividad incesante del arroyo que fluye o del árbol que crece. Observa las olas del océano, los incesantes movimientos de la tierra, los planetas, el sol y las estrellas. Toda la creación es vida, movimiento, trabajo. ¿Qué hay de nuestros corazones, nuestros pulmones, nuestro torrente sanguíneo, que trabajan continuamente desde que nacemos hasta que morimos? ¿Han pedido descanso? Ni siquiera durante el sueño están inactivos. ¿Qué hay de nuestra mente, que trabaja sin interrupción mientras estamos despiertos o dormidos? (Dra. Maria Montessori, Lo que debe saber sobre su hijo)
¿Va la educación por mal camino?
Muchos educadores, responsables políticos e incluso padres han llegado a la conclusión de que la respuesta al bajo nivel educativo de nuestro país es aumentar el tiempo que los niños deben permanecer sentados en silencio. Los profesores imparten clases y asignan lecturas de libros de texto u hojas de ejercicios a alumnos sedentarios y a menudo inquietos. Cada vez son menos las lecciones prácticas y las tareas interactivas. Se espera que los alumnos de hoy "permanezcan sentados" durante periodos cada vez más largos de la jornada escolar. No es de extrañar que los estudiantes de hoy en día también sean propensos a problemas de comportamiento como la hiperactividad, la falta de atención y el aumento de la agresividad.
"¿Puedo ir a jugar ahora?"
Sin tiempo para explorar y experimentar, los niños pueden volverse inquietos, nerviosos e incluso ansiosos. Pronto pierden el interés por aprender. Los resultados de los exámenes caen en picado y los educadores reaccionan con más mano dura. Y así continúa el círculo vicioso. Lamentablemente, el amor por el aprendizaje no es lo único que se pierde en la mezcla; los niños también pierden la oportunidad de ganar confianza en sus propias capacidades. Les falta independencia, automotivación y ambición. Estas son las tristes consecuencias de separar las tendencias innatas del trabajo y el juego del niño. En 2009, un artículo de Scientific American titulado "The Serious Need for Play" (La grave necesidad de jugar) afirmaba que "el juego imaginativo y no estructurado [...] es fundamental para adquirir habilidades sociales, afrontar el estrés y desarrollar capacidades cognitivas como la resolución de problemas".
Sabemos por el brillante método y mensaje de María Montessori que hacer que el aprendizaje sea activo, lúdico y rico en descubrimientos es más importante que atiborrar copiosas cantidades de datos dudosos. En otras palabras, la forma de enseñar es más importante incluso que lo que se enseña. Si el niño está comprometido, interesado y feliz, su aptitud interior florecerá. Tomará el aprendizaje en sus manos, de buena gana y con entusiasmo. No se puede pedir nada mejor.
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