Cinco maneras de dejar de dar azotes hoy mismo

A ningún padre le gusta dar azotes, pero a veces resulta difícil saber de qué otra forma reaccionar ante las fechorías de nuestros hijos. Después de todo, muchos de nosotros crecimos en una "cultura del azote", aprendiendo desde muy pequeños que los azotes eran la "norma". Ahora que la cultura actual se aleja de los azotes (y con razón), los métodos alternativos para controlar los comportamientos (y las malas conductas) del niño son más importantes que nunca. Que los padres de hoy en día no den azotes no significa que no disciplinemos.

Por cierto, una pequeña reflexión: la palabra disciplina procede del latín disciplina, que significa instrucción o conocimiento. Teniendo esto en cuenta, vemos más clara la diferencia entre disciplina y castigo. Aquí tienes algunos consejos sobre qué hacer en lugar de dar azotes:

#1 Ponle una tapa

Cinco maneras de dejar de dar azotes ageofmontessori.org ¿Te presionan los niños hasta el punto de que tienes ganas de explotar?

¿Los niños te están presionando hasta el punto de que tienes ganas de explotar? Tómate un momento para despresurizarte y recuperar el autocontrol. Aquí tienes cinco estrategias sencillas pero eficaces que te ayudarán a mantener la calma bajo el fuego:

  • Respire profundamente. Cuando se está estresado, la respuesta natural del ser humano es respirar de forma superficial y corta. Detente un momento y respira lenta y profundamente entre tres y diez veces.
  • Beba agua. Nuestro sistema nervioso es mucho más sensible cuando estamos deshidratados. Mantente hidratado para mantener la calma.
  • Haz una pausa. Tómate un momento para hacer una pausa y centrarte. Coloca la mano sobre el corazón y practícalo a lo largo del día. Además, es un buen modelo para que los niños te vean hacerlo.

"Recordemos siempre que la disciplina interior es algo por venir, no algo ya presente. Nuestra tarea es mostrar el camino hacia la disciplina". - María Montessori

  • Piensa. Recuerde lo que le gusta del niño o una experiencia satisfactoria con él. Esto libera neurotransmisores positivos que equilibran las sustancias químicas negativas del cerebro producidas por la frustración y el estrés. Sí, aunque parezca increíble, incluso podemos autorregular nuestro propio sistema nervioso.
  • Visualiza. Visualiza el resultado positivo en tu mente. Practique la visualización; es una herramienta muy poderosa y eficaz y no debe subestimarse.

#2 Romper con las distracciones

Todos hemos estado en la exasperante situación de hablar con niños que "simplemente no escuchan".

Todos nos hemos visto en la exasperante situación de hablar a niños que "simplemente no escuchan". Lo repetimos una y otra vez, cada vez más enfadados y frustrados. Esto puede hacer que hasta el más tolerante de los padres osito de peluche quiera pegar a sus cachorros. En lugar de dejar que las cosas lleguen a un punto en el que malgastes tu aliento (y tu energía), tómate un momento para ponerte directamente en el punto de mira del niño. Ponte a su nivel. Haz contacto visual. Ahora di lo que tengas que decir, y recuerda ser firme pero amable... sin gruñir.

#3 Utilizar consecuencias lógicas

Las consecuencias lógicas son mucho más... lógicas como herramienta de enseñanza. Las consecuencias lógicas enseñan a rendir cuentas. Por ejemplo, cuando mi hijo mayor rompió la "creación maestra de Lego" de su hermano pequeño, habría sido un castigo rápido darle una azotaina y ya está. Pero, ¿qué habría aprendido? Desde luego, habría captado el mensaje de no repetir el mismo error. ¿Pero aprendería a aceptar la responsabilidad de sus actos? ¿Y si hubiera sido un accidente, como afirmaba con tanta vehemencia? La lección habría sido negar, defender y ocultar sus errores en el futuro. La lección es algo así: los errores ocurren. Cuando ocurren, asumimos la responsabilidad y hacemos todo lo posible por reparar el daño causado.

#4 O consecuencias un poco menos lógicas...

Pero, ¿y si no hay consecuencias realmente lógicas? ¿Y si, en el ejemplo anterior, el juguete no pudiera repararse? Entonces es cuando te pones creativo y se te ocurren formas de enmendarlo cuando no se puede reparar. Involucra a los niños en esta tarea creativa. Quizá el hermano mayor pueda hacer las tareas del pequeño durante unos días. O tal vez una buena acción ayude a compensar el juguete roto.

#5 Give 'em a head's-up

Los niños se sienten impotentes cuando no controlan su horario. Piensa en cómo te sentirías tú si no estuvieras informado de lo que te depara el día. No hay nada como no avisar a tu hijo para que coja una rabieta inducida por la frustración, que a su vez es ultrafrustrante para ti. Evita todo este lío acostumbrando a los niños a saber qué les espera y cuándo. Y dales un aviso de cinco minutos (más o menos) antes de que llegue el momento de cambiar de marcha.

Por encima de todo, debemos esforzarnos por ser conscientes de lo que enseñamos a nuestros hijos con nuestra disciplina. Como dijo a CBS News* el Dr. David Pollack, pediatra de varios hospitales infantiles de Filadelfia, "nuestro objetivo es enseñar a los niños a distinguir el bien del mal, a relacionarse siempre con los demás de forma positiva y productiva, a vivir según la regla de oro. Nuestra sociedad es cada vez más violenta e iracunda; deberíamos intentar hacer todo lo posible por minimizar esa cultura en torno a nuestros hijos."

* Marcus, Mary Brophy, 5-decade study reveals fallout from spanking kids, CBS NEWS, 26 de abril de 2016, http://www.cbsnews.com/news/5-decade-study-reveals-fallout-from-spanking-kids/

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